31 de diciembre de 2013

La otra cara (U láak’ táanich) / III: Metodología.

Las cuatro sesiones del taller teatral (del 17 al 20 de octubre) se caracterizaron por ser un proceso más sintético que exhaustivo, articulando el trabajo de dramaturgias actoral y de puesta en escena con la exploración de ejercicios que condujeran a las y los promotores juveniles a descubrir por sí mism@s y desenvolver las capacidades expresivas que poseen, tomando en cuenta la diversidad al interior del colectivo y yendo a la consecución de los objetivos trazados por Yaaxil.

Pedagógicamente hablando, se echó mano de algunas teorías llevadas a la praxis en el trabajo de grupos por Jacob Lévy Moreno, Kurt Lewin, Enrique Pichón-Rivière, Sylvia Schmelkes y Patricia Salazar Villava; en la recreación como cultura del bien-estar y respuesta al malestar de la cultura del que habla Freud, por parte de Pedro Fulleda Bandera, y en modelos educativos de intervención valoral, explorados por Greta Papadimitriou, Sinú Romo Reza, Bonifacio Barba, Paco Cascón, Silvia Conde y Paulo Freire, que se han empleado en la resolución noviolenta de conflictos y la educación para la paz y los derechos humanos en Iberoamérica durante las últimas décadas.

En el marco de lo que Ana María Aron, Neva Milicic, Josefina Martínez o Jorge Barudy llaman «la cultura del buentrato», se buscó construir un ambiente de cordialidad y camaradería que dio cabida a las diversas expresiones de cada una y cada uno de las y los adolescentes y jóvenes promotores; cuidando siempre la edificación, por decirlo de algún modo, de un encuadre de seguridad perfectamente definido que garantizó certidumbre y tranquilidad en cuanto a los límites del actuar colectivo e individual dentro de un espacio regulado.

Para la sistematización del proceso, se adoptaron los siguientes instrumentos y herramientas:

1) Plan de Trabajo.- Integrado por un conjunto de cartas descriptivas que sirvieron de guía para el desarrollo puntual del taller-acompañamiento sesión por sesión;

2) Bitácora Colectiva.- Acervo de bitácoras elaboradas individualmente por cada una y cada uno de l@s participantes del taller-acompañamiento, con sentido de colectividad y un objetivo doble: servir de referencia, de modo que pueda consultarse en cualquier momento que se desee a lo largo de la experiencia, y para integrar una sola memoria escrita del proceso mismo;

3) Diario de Trabajo.- Colección de apuntes personales del facilitador del taller-acompañamiento sistematizados en forma de diario o bitácora de lo realizado en las sesiones, con anotaciones inclusive subjetivas que expresen estados de ánimo, ya sean “positivos” o “negativos”, como estrategia de autocontención y amplitud del rango de tolerancia ante la frustración, y

4) Escala de Evaluación.- Instrumento basado en escalas de intervalos mixtas de Likert y Thurston, cuya aplicación en este caso tuvo un carácter relativamente subjetivo en tanto «los jueces» son cada un@ de l@s participantes partiendo de la percepción que tuvieron, por un lado, del propio desempeño y del de sus compañer@s; por otro, del trabajo del facilitador del taller-acompañamiento y de los contenidos de éste, y, por último, de la participación de la institucionalidad a lo largo del proceso mismo.

En términos estéticos, las cuatro sesiones de práctica escénica (26 de octubre; 9, 16 y 23 de noviembre) apuntaron a hacer del montaje un espectáculo que estructuralmente fuera muy similar a las representaciones del teatro didáctico latinoamericano con influencia brechtiana, expresado durante la segunda mitad del Siglo XX en la poética teatral de maestros como Augusto Boal, Osvaldo Dragún o Atahualpa del Cioppo, o de grupos como Teatro La Candelaria, Teatro Campesino o Mascarones; por mencionar solo algunas de sus múltiples variantes y guardando, claro, las distancias y las proporciones.

30 de diciembre de 2013

La otra cara (U láak’ táanich) / II: Descripción.

«La Otra Cara», taller-acompañamiento de herramientas teatrales básicas para la promoción y el ejercicio de derechos humanos, sexuales y reproductivos con perspectiva de género para adolescentes y jóvenes mayas, tomó su nombre del guion para teatro La otra cara de mi vida, escrito por los jóvenes Luis Alberto Ceh Ramírez, Jorge Israel Chan Cetina, José Santiago Hau Cool y Jesús Edgar Ucán Collí en el marco del programa de educación de Yaaxil financiado por la Fundación Kelloggy apoyado por IEPA, A.C. y la UCI-Red, del cual son beneficiarios.

Luis, Jorge, José y Edgar son gestores comunitarios de la Plataforma Juvenil del Sur de Yucatán y, al parecer, de entre las y los adolescentes y jóvenes que participaron en los módulos de formación del proyecto de Yaaxil, son también los más familiarizados con procesos de creación escénica por su cercanía, en el caso de Edgar y José, con la danza folclórica; de Jorge, con la experiencia, entre otras, de la puesta escena de El Rabinal Achí, bajo la dirección escénica de la maestra Lupita López, con IEPA, A.C., y de Luis, con el grupo de teatro Chan Dzunu’un, dirigido por la maestra María Luisa Góngora Pacheco.

Por su carácter nominal, «La Otra Cara» quiso invitar a pensar en una multiplicidad de sentidos: la máscara del actor, de la actriz; el rostro del Otro, del diferente; la alternativa, la segunda opción; la dualidad, ora armónica integralidad, ora conflictiva lucha de contrarios: el rostro verdadero. Por su carácter espacial, quiso tener una doble significación: la de facilitar a las y los adolescentes y jóvenes formados en el proyecto de Yaaxil el uso de algunas herramientas propias de las artes escénicas para hacer del teatro una tribuna privilegiada en la promoción y el ejercicio de sus derechos y, en consecuencia, la de acompañar el proceso de laboratorio, práctica y montaje en torno de la puesta en escena de La otra cara de mi vida.

Constó, primero, de cuatro sesiones de un taller teatral (del 17 al 20 de octubre), diseñadas para operar las dramaturgias actoral y de puesta en escena del texto dramático, abordar algunos aspectos teóricos propios del hecho teatral y experimentar un conjunto de dinámicas, juegos y ejercicios escénicos de sensibilidad, confianza, desinhibición y trabajo en grupo; después, de cuatro sesiones de una práctica escénica (26 de octubre; 9, 16 y 23 de noviembre), donde se afinó la operación de las dramaturgias actoral y de puesta en escena rumbo al montaje, y, por último, de una breve temporada de representaciones (del 25 de noviembre al 10 de diciembre), en gira por las comunidades de las cuales son originari@s las y los jóvenes promotores, donde ell@s mism@s pudieron verificar la puesta en juego de los recursos y herramientas brindados en el taller teatral y articulados en torno a la práctica escénica.

29 de diciembre de 2013

La otra cara (U láak' táanich) / I: Antecedentes.

Como parte de su compromiso con la promoción del desarrollo de las capacidades humanas, así como el libre ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, Yaaxil Tu Ser, Desarrollo e Integridad, A.C. (Yaaxil) llevó a cabo un programa de educación con adolescentes y jóvenes mayas para la promoción y el ejercicio de sus derechos humanos, sexuales y reproductivos, con financiamiento de la W. K. Kellogg Foundation (Fundación Kellogg) y el apoyo tanto de Investigación y Educación Popular Autogestiva, A.C. (IEPA, A.C.) cuanto de la Universidad Campesina e Indígena en Red (UCI-Red).

La Fundación Kellogg, según el Observatorio de la Cooperación Internacional para el Desarrollo en México, fue creada en 1930 por W.K. Kellogg para «ayudar a la gente a ayudarse a sí misma» por lo que desde su origen «se ha centrado en capacitar individuos, comunidades e instituciones para que resuelvan sus propios problemas» en el marco de «cuatro áreas de interés: salud, sistemas de alimentación y desarrollo rural, juventud y educación, y filantropía y voluntariado»; en su página web, la Fundación Kellogg refiere que su labor para América Latina y el Caribe se ha enfocado, desde la década de los cuarenta, en cuatro prioridades: Niños Sanos (Healthy Kids), Niños Educados (Educated Kids), Familias Seguras (Secure Families) y Participación Cívica y Equidad (Civic Engagement and Equity).

Si bien los proyectos apoyados por la Fundación Kellogg no parecen responder solo a una de estas prioridades y, asimismo, el programa de educación de Yaaxil cuenta con elementos que podrían ubicarlo en cualquiera de los cuatro rubros mencionados líneas arriba, puede asegurarse que su mayor incidencia será en el ámbito de la participación cívica y la equidad, pues, promueve la organización comunitaria de sectores vulnerables tanto por su edad (jóvenes) como por su género (mujeres) en un contexto identitario y de inclusión, coadyuva en el desarrollo del liderazgo natural de las y los promotores juveniles y busca la articulación efectiva con las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones locales de gobierno.

En lo que a la articulación con otras organizaciones de la sociedad civil en torno al programa de educación para la promoción y el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos de adolescentes y jóvenes toca, junto a Yaaxil caminaron, por un lado, IEPA, A.C., organización que «trabaja con y para niñas, niños y adolescentes, dedicada a generar espacios de participación para contribuir a la transformación y construcción de nuevas relaciones sociales, orientadas a la promoción de la libertad, la justicia, la paz, el respeto a los derechos humanos, sociales, económicos, culturales y ambientales, a través de la educación popular, la investigación participativa, el arte y la incidencia social y política» y la UCI-Red, organización que «impulsa el tejido de una red de comunidades de aprendizaje que se proponen la producción, gestión de conocimientos y la formación de personas y sujetos sociales para fortalecer procesos de autonomía social y alimentar la lucha por un mundo justo y humano», y, por otro lado, Teatro Hacia el Margen, una asociación civil constituida para el estudio, la creación y la difusión del arte escénico en los diversos aspectos que éste abarca, con un especial énfasis hacia los grupos social o culturalmente marginados, en la doble vía de llegar a ellos y traer su voz, y Tapanco Centro Cultural, un espacio independiente enfocado al desarrollo de las artes escénicas, la recreación y el esparcimiento, donde se gestan y/o acompañan lo mismo espectáculos diversos, que intercambio de experiencias escénicas entre los grupos artísticos y la comunidad donde estos crean, poniendo un fuerte énfasis en la construcción y consolidación de nuevos públicos.

IEPA, A.C. ha concentrado su accionar en cuatro líneas estratégicas: política pública, educación, reducción de riesgos de desastres y desarrollo integral de adolescentes y jóvenes; en esta última, contempla «el uso de propuestas metodológicas y técnicas basadas en el arte y otras estrategias lúdicas y creativas»; particularmente, las artes escénicas y el juego. La UCI-Red, por su parte, organiza su trabajo en los siguientes cuatro programas: la asesoría solidaria a organizaciones de la sociedad civil, la formación especializada y gestión del conocimiento, la consultoría en educación y procesos de planificación y el acompañamiento de procesos locales para la elaboración de futuros deseados y la lucha para una vida digna.

En Teatro Hacia el Margen, se parte de la creencia de que «ya es hora de ir modestamente hacia todos los márgenes para entregar la propia voz a quienes se ven obligados a habitarlos y hacer propias, también, sus propias voces», pues, sin tratar de hacer altruismo a la manera de las limosnas tradicionales ni de la bondad desinteresada, cree que «llegar a los márgenes, analizarlos y conocerlos, hacerlos propios y lograr una expresión conjunta significa participar en la salvación de un futuro que, para todos, se ve cada día más oscuro». Entre los objetivos primordiales de Tapanco Centro Cultural quiero resaltar, para el caso del proyecto de Yaaxil, los siguientes: a) Proporcionar a los grupos independientes espacios adecuados para desarrollar proyectos artísticos, desde la planeación hasta la  representación de los mismos, asegurando así que los proyectos obtengan las condiciones óptimas de desarrollo; b) Impulsar proyectos artísticos independientes y de vinculación social relevantes para la localidad; c) Ofrecer formación artística y cultural accesible a sectores vulnerables de la sociedad, y d) Ofrecer programas de formación y actualización de las artes y la cultura a artistas y sociedad civil en general.

El taller-acompañamiento «La Otra Cara» busca, aprovechando esta confluencia, brindar a las y los jóvenes promotores formad@s técnico-temáticamente en la promoción y el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, tal y como se comprometió Yaaxil con la Fundación Kellogg, un conjunto de herramientas teatrales básicas que puedan ser empleadas en la promoción y el ejercicio de sus derechos humanos mediante la experiencia concreta de realizar una práctica escénica susceptible de ser representada en las comunidades de las cuales provienen ellas y ellos mism@s, muy en la línea estratégica de IEPA, A.C. con base en el juego y la creatividad, en estrecha coincidencia con el objetivo del programa de acompañamiento de procesos locales para la elaboración de futuros deseados y la lucha para una vida digna de la UCI-Red., compartiendo la creencia de Teatro Hacia el Margen de entregar la propia voz a quienes habitan en los márgenes y hacer propias, también, sus propias voces e impulsando proyectos artísticos independientes y de vinculación social, como aspira Tapanco Centro Cultural.

24 de diciembre de 2013

70 centímetros de democracia.

Publicado en Milenio-Novedades de Yucatán, el 24 de diciembre de 2013.

El pasado 16 de diciembre se cumplieron 25 años de la desaparición forzada de José Ramón García Gómez; la primera que cometiera ése régimen criminal mejor conocido como salinato, cuyas administraciones se siguen sucediendo independientemente del color partidista que desgobierne en la gerencia general y las gerencias departamentales que algunos llaman presidencia de la república y gobiernos estatales de este país subastado al mejor postor en nombre de la ley.

No, el salinato no terminó el 1 de diciembre de 1994, cuando Ernesto Zedillo, también conocido como El Chacal de Acteal, recibió de Carlos Salinas de Gortari la banda presidencial diciéndole: “gracias, señor presidente”; más bien, allí inició la sucesión de administraciones ora priístas, ora panistas, ora perredistas, ya federales, ya locales, del salinato; y, allí también, continuó la cuota de sangre que el pueblo de por sí venía pagando, pero que a lo largo de 25 años ha venido en aumento por razones políticas y económicas sexenio tras sexenio.

Tengo conmigo, en un álbum de fotografías tan íntimo como la memoria que lo custodia, junto a los rostros de Sor Juana, Sacco y Vanzetti, Gandhi, Luther King, César Chávez, Meyerhold y Dení Prieto, la imagen de José Ramón micrófono en mano, una pequeña bocina cerca de los pies y arengando a quien pudiera y quisiera oírlo aquello de: “Nadie va a impedir que pueda ejercer mi derecho a expresarme en los 70 centímetros de democracia que a cada ciudadano le corresponden.”

¿Se imagina usted, improbable lector, lo que una decisión así significa? El salinato lo imaginó, no hay duda, y sus administraciones, incluyendo la más reciente, la de Enrique Peña Nieto, se han dedicado muy prolijamente a detener, desaparecer y asesinar a toda aquella persona que compartiera y fuera consecuente con el sueño de José Ramón.

Aún así, uno prefiere caminar y llevar consigo los centímetros de democracia que a uno le toca y darse a la tarea de aprender a juntarlos con los de las y los demás; aprender de quienes al mirar hacia los lados hacia abajo miran porque abajo se están y, en ése su mirar, animan a que otros, quienes de una u otra manera padecemos el avance de las cuatro ruedas del capitalismo: la represión, la explotación, la burla y el despojo, nos miremos.

Por cierto: Feliz Navidad.