27 de marzo de 2014

Este no es un #FelizDíadelTeatro.

La mañana del 1 de diciembre de 2012, el #1Dmx, Juan Francisco Kuykendall, hombre de teatro y militante político adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN, fue herido con una granada de gas lacrimógeno disparada por uno de los agentes de la Policía Federal parapetados detrás de las vallas metálicas que como un acto de provocación, por órdenes de sus jefes en los gobiernos federal y de la ciudad México, montó el ex comisionado nacional de seguridad Manuel Mondragón y Kalb en las inmediaciones del Congreso de la Unión.

Director de la Agrupación Teatral Mitote, Kuykendall iba acompañado ésa mañana por uno de sus actores y amigos, el también adherente de La Sexta Teodulfo Torres Soriano, mejor conocido como "El Tío", quien al ir grabando lo que ocurría registró el momento del disparo. Teodulfo Torres Soriano se convertía así en el testigo estrella del caso de agresión en contra de su maestro y compañero, a quién el impacto del proyectil le provocó una fractura craneoencefálica con exposición de masa cerebral que lo postraría 421 días en una lucha personal y de sus familiares y amigos por su vida, hasta fallecer el 25 de enero de 2014.

"El Tío" fue el primero en auxiliar a Kuykendall, con ayuda de jóvenes solidarios que después han sido estigmatizados como parte de una práctica de criminalización protagonizada por el Estado mexicano; él fue quien presentó la queja 2/2012/10338/Q ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal que sería remitida a la Procuraduría General de la República e integrada a la averiguación previa AP/PGR/DF/SPE/XVIII/6780/12-12; su testimonio, como escribe Gisela Martínez (@giseleando), desmentía la versión oficial de que no se usaron balas de goma contra las y los manifestantes por la toma de posesión de Enrique Peña Nieto el #1Dmx.

El 23 de marzo de 2013, 112 días después del #1Dmx y, por supuesto, antes de ser llamado a declarar por el caso Kuykendall, "El Tío" sería desaparecido. Las circunstancias que envuelven su caso apuntan a que estamos frente a una desaparición forzada. Dicho en otras palabras, en Juan Francisco Kuykendall y Teodulfo Torres Soriano, tenemos los primeros casos de asesinato y desaparición forzada por razones políticas de la administración de Enrique Peña Nieto y quién siguió a pie juntillas sus órdenes de represión renunciaría a su puesto envuelto en un halo de total impunidad.

Hoy, en distintos rincones de este desgastado e hiperexplotado planeta se celebra el Día del Teatro; hace tres años, estas celebraciones se empañaron en México con el asesinato del joven Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia, y sus amigos. Hoy, pienso en Juan Francisco Kuykendall, un actor de la escena teatral a quien la intuición y la indignación lo acercaron a la escena política y social, y en Teodulfo Torres Soriano, un actor de la escena social y política a quien la indignación y la intuición lo llevaron de la mano a la escena teatral.

Este no es un #FelizDíadelTeatro.

17 de marzo de 2014

Un Seminario de Actu@cción.

La mañana del 1 de diciembre de 2012, el #1Dmx, Juan Francisco Kuykendall, hombre de teatro y militante político adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN, fue herido con una granada de gas lacrimógeno disparada por uno de los agentes de la Policía Federal parapetados detrás de las vallas metálicas que como un acto de provocación, por órdenes de sus jefes en los gobiernos federal y de la ciudad México, montó el ex comisionado nacional de seguridad Manuel Mondragón y Kalb en las inmediaciones del Congreso de la Unión.

Director de la Agrupación Teatral Mitote, Kuykendall iba acompañado ésa mañana por uno de sus actores y amigos, el también adherente de La Sexta Teodulfo Torres Soriano, mejor conocido como "El Tío", quien al ir grabando lo que ocurría registró el momento del disparo. Teodulfo Torres Soriano se convertía así en el testigo estrella del caso de agresión en contra de su maestro y compañero, a quién el impacto del proyectil le provocó una fractura craneoencefálica con exposición de masa cerebral que lo postraría 421 días en una lucha personal y de sus familiares y amigos por su vida, hasta fallecer el 25 de enero de 2014.

El 23 de marzo de 2013, 112 días después del #1Dmx, El Tío sería desaparecido. Las circunstancias que envuelven su caso apuntan a que estamos frente a una desaparición forzada. Dicho en otras palabras, en Juan Francisco Kuykendall y Teodulfo Torres Soriano, tenemos los primeros casos de asesinato y desaparición forzada por razones políticas de la administración de Enrique Peña Nieto y quién siguió a pie juntillas sus órdenes de represión hoy renuncia a su puesto envuelto en un halo de total impunidad.

Juan Francisco Kuykendall, un actor de la escena teatral a quien la intuición y la indignación lo acercaron a la escena política y social; Teodulfo Torres Soriano, un actor de la escena social y política a quien la indignación y la intuición lo llevaron de la mano a la escena teatral. De allí que su ejemplo y su memoria acompañen nuestro modesto Seminario de Actu@cción: un espacio de encuentro de complicidades donde 11 compañías de artes escénicas (Lagartijas Tiradas al Sol, Truco de Escenautas, Ensamble Labesc, Útero Fractal, Rayuela, Factotum, Inmarginales, ContArte y Lukas Avendaño) compartirán sus herramientas teatrales para la actuación social y 9 organizaciones y colectivos de la sociedad civil (Terapia Psicocorporal, Equipo Indignación, Kóokay, Nadie es Ilegal, Ciclo Turixes, Traficantes de Letras, IEPA,A.C., Ellas Crean y Protrópico) compartirán sus herramientas sociales para la actuación teatral.

5 de marzo de 2014

Entre la Indignación y la Rebeldía.



Tengo en mis manos un ejemplar del número 133 de El Varejón, revista del Equipo Indignación que fiel a su carácter popular hizo público el reinicio de su circulación en Kisteil, la histórica comunidad del centro-sur del estado de Yucatán donde en 1761 Jacinto Canek encabezara una de las rebeliones indígenas más emblemáticas de estas tierras en contra de la explotación y el despojo de los colonizadores españoles; por otro lado, unos días más tarde, desde la página que sirve de enlace virtual con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se diseminaría la noticia del lanzamiento del primer número del proyecto editorial más reciente del llamado neozapatismo: Rebeldía Zapatista.

¿Qué tienen en común estas publicaciones, aparte de caminar la tierna necedad de quienes insisten en vestir su palabra de tinta sobre papel cuando la tendencia global es la digitalización de los medios cada vez menos impresos de comunicación? Yo me atrevería a decir que su vocación: El Varejón, como lo dijeron Martha Capetillo y Cristina Muñoz Menéndez en Tapanco Centro Cultural a potenciales responsables de “buzones varejoneros”, no es una revista hecha para una clase media que puede gozar del acceso aún no democratizado de la Internet; sus lectoras y lectores objetivo son la gente de los pueblos y, en Yucatán al menos, decir pueblos exige agregar un par de sustantivos elementales más: indígenas y mayas.

Rebeldía Zapatista, por su parte, es la voz de un conjunto claramente determinado de esos mismos pueblos, también indígenas, también mayas: los pueblos que hoy por hoy llevan a cabo uno de los proyectos sociales, culturales, económicos y políticos más congruentes y, por lo mismo, más significativos de rebeldía y resistencia en contra del capitalismo, ese modelo de producción económica cuyo carácter criminal cada vez es más difícil de ocultar para sus testaferros en los medios masivos de propaganda, que no de información y mucho menos de comunicación, de los señores, y una que otra señora, del poder y del dinero.

Preguntándole a la compañera Martha por qué habían bautizado así a su publicación, me contestó: “El Varejón, como los defensores de derechos humanos o las organizaciones de derechos humanos, es una flor que nace de la muerte; el varejón, con su flor, brota de la planta de henequén cuando ésta muere.” En efecto, la revista del organismo que en mayo de este 2014 cumplirá 23 años de articularse como equipo está escrita en su mayoría por defensoras y defensores que bien podrían decir, como el padre Chinchachoma cuando le preguntaban qué sería lo mejor de su labor cuidando la integridad física, mental y espiritual de centenares de niñas, niños y jóvenes en situación de calle, que lo mejor de su trabajo sería que no fuera necesario su trabajo.

Equipo Indignación lo expresa así en su editorial del número que abre este segundo katún: 
El Varejón, flor que nace de la muerte, para compartir las razones, las palabras, los dolores, las luchas de tantos y tantas, los sueños (…) brota de nuevo, terca flor de rabia. Segunda época, segundo Katún, El Varejón regresa con su primera apuesta: la mirada y la complicidad de quienes van a pie, caminando la vida, sembrándola, cosechándola, compartiéndola, transformándola, cómplices en la raíz más profunda de la Indignación. Cuando la tecnología sea para todas y todos, quizás El Varejón sea sólo digital. Mientras tanto, El Varejón se abre de nuevo paso en la historia, soga que une cómplices y complicidades.”
En Rebeldía Zapatista, “ la palabra del EZLN”, las voces que en ella se caminen serán las de los pueblos zapatistas y quienes en su andar abajo y a la izquierda les acompañen. Las luchas que en ella leeremos no serán, a lo mejor, todas las luchas; sino las pequeñas grandes e inquebrantables resistencias y rebeldías que se respiran en la rabia de quienes en junio de 2005 emitieron la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y de quienes desde entonces se han sumado a ese llamado antineoliberal y anticapitalista con los propios esfuerzos e historias y, por ende, los vicios y errores que van de la mano de sus aciertos y experiencias.

Ellas y ellos, las zapatistas y los zapatistas, “rebeldes en nuestra patria mexicana porque somos amenazados de destrucción junto con nuestra madre tierra, debajo del suelo y por encima de nuestro suelo, por los malas personas ricos y malos gobiernos, que todo lo que ven piensan en convertir en su mercancía, que se llaman capitalistas neoliberales”, lo dicen así: 
“Ya llevamos 30 años de construcción de cómo pensamos vivir mejor, está a la vista del pueblo de México y del mundo. Humilde pero sanamente decidido por los pueblos de decenas de miles de mujeres y hombres, de cómo queremos gobernarnos autónomamente. Nada oculta lo que estamos haciendo, que lo que buscamos, lo que queremos, está a la vista. No es igual lo que nos hace los malos gobiernos, o sea los tres malos poderes, el sistema capitalista todo a espaldas del pueblo.” Y, agregan: “Estamos compartiendo a los compañeros y compañeras de México y del mundo nuestro humilde pensamiento de un mundo nuevo que pensamos y queremos. Por eso lo vimos y pensamos de hacer la escuelita zapatista. Donde se trata de libertad y de construcción de un mundo nuevo distinto a como nos tienen los capitalistas neoliberales (…) Porque somos nosotros los que debemos de pensar cómo es el mundo nuevo que queremos, no sólo los representantes o dirigentes deben pensar y decir cómo y mucho menos ellos dicen que van bien como organización. Es el pueblo, la base deben decir eso.”
Así, El Varejón y Rebeldía Zapatista son como espejos; no sólo entre sí, que sin ser poca cosa sería lo de menos; sino, sobre todo, entre los sueños y las esperanzas, los dolores y las tristezas, las luchas y las alegrías, de quienes en la praxis diaria de la resistencia y la rebeldía van articulando la invaluable teoría de su tierna rabia y de su terca memoria. No por nada el subcomandante insurgente Moisés termina firmando la primera editorial de la segunda: “a veinte años del inicio de la guerra contra el olvido”. Olvido que es burla, olvido que es desprecio; burla y desprecio, es decir: racismo, que estos pueblos han recibido de una nación que es lo que es tras arrebatarles sus tierras y sus lenguas, pues, de lo contrario no lo sería.