24 de junio de 2013

Suvenires del paisaje global.

El pasado 17 de junio, la incipiente Agrupación de Artistas Escénicos de Mérida anunció en rueda de prensa que entregaría al titular de la Secretaría de la Cultura y las Artes (Sedeculta), el señor Raúl Vela Sosa, y al gobernador del estado, el señor Rolando Zapata Bello, sendas cartas solicitando, por un lado, la integración de mesas de trabajo entre la comunidad artística y la administración estatal para trazar la política cultural de la entidad en cuanto a artes escénicas toca y, por otro lado, fortalecer a la Sedeculta con recursos financieros «que permitan mejorar la calidad de los proyectos que ya se producen [en Yucatán] y abrir nuevas posibilidades a los artistas escénicos».

Las cartas, que enumeran un mínimo de 26 puntos cuya atención, a decir de los más de 18 colectivos y personas que suscribimos ambos documentos, no puede seguirse soslayando, fueron entregadas y de las mismas se extendió copia a la Comisión de Educación, Ciencia, Tecnología, Arte, Cultura y Deporte del Congreso local, vía la oficina de la diputada Flor Isabel Díaz Castillo. En virtud del artículo 8º constitucional que consagra el derecho de petición, dado que la Agrupación formuló por escrito y de manera pacífica y respetuosa su exigencia, se espera el acuerdo escrito de la autoridad en breve; sin embargo, las señales con que parece responder el Ejecutivo estatal apuntan hacia derroteros distintos a la solicitud de diálogo de la Agrupación.

La primera, digamos, “respuesta” es que la Agrupación parece estarse equivocando de destinatario: en menos de 48 horas después de la rueda de prensa, teniendo como marco el Gran Museo del Mundo Maya, los principales funcionarios de cultura de los tres niveles de gobierno anunciaron con pombo y platillo la celebración del Festival Internacional de la Cultura Maya 2013, presidido por el director del recién creado Instituto de Historia y Museos de Yucatán (IHMY), Jorge Esma Bazán; un personaje acusado en 1991 de peculado, tras encabezar el Instituto de Cultura de Baja California (ICBC) durante la administración de Óscar Baylón Chacón (del 6 de enero al 31 de octubre de 1989), y señalado en los pasillos de la grilla local yucateca como el principal escollo del otrora Instituto de Cultura de Yucatán desde el Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos del Estado (Cultur), en tiempos de Ivonne Ortega Pacheco.

Una segunda “respuesta” parece correr parejas con el rumor de que mientras se anunciaba la celebración del Festival de la Cultura Maya, con la venia del presidente de la República, se decidía la postergación del Festival de Teatro «Wilberto Cantón». Quizás el Ejecutivo local no coincida con el diagnóstico de las y los artistas escénicos meridanos cuando aseguramos que «la propuesta artística de los grupos independientes de teatro y danza actualmente representa a nivel nacional e internacional lo mejor de la cultura de nuestro estado»; no obstante, esperamos la respuesta oficial que conforme a derecho merecemos y, tal vez con demasiada ingenuidad de nuestra parte, que ésta satisfaga una demanda que creemos no sólo es nuestra: «construir un proyecto de cultura incluyente que brinde a la sociedad el mejor escenario para acceder a las artes escénicas en Yucatán [como parte de] un posicionamiento del estado como el centro cultural más importante del sureste de México».

Sin duda, la Agrupación de Artistas Escénicos de Mérida está en la mejor disposición de entablar un diálogo serio y respetuoso con las autoridades estatales en materia de cultura y no, como se ha presumido en las redes sociales y en algunos medios de comunicación, la confrontación gratuita y sin fundamentos con quienes, dicho sea de paso, son también muchas veces colegas nuestros cuyo trabajo y disposición reconocemos y saludamos. Empero, preocupa que los gobiernos del estado y federal reediten el «ni los veo, ni los oigo» salinista de finales del siglo pasado, pues, el emplazamiento que le hacemos tanto al gobernador como a su secretario de la Cultura y las Artes, si se revisan detenidamente cada uno de los 26 puntos de la carta dirigida al señor Vela, responde a un mínimo de sentido común que hace concierto con las políticas públicas de metrópolis cuyos gobernantes y gobernad@s ven en el arte y la cultura un elemento cohesionador de sus sociedades y no, en sumisión con intereses de mercado que poco o nada tienen que ver con la creación artística, meros suvenires del paisaje global.

19 de junio de 2013

#TodosxPatishtan: Carta al profe Alberto Patishtan Gómez.

Profe Alberto Patishtan:
Anoche, como a eso de las 10:30, Alejo, uno de los tres socios de Tapanco, me escribió diciéndome que Gaby le había hablado preguntándole si haríamos hoy algo para sumarnos a su convocatoria de usted con motivo de los 13 años que lleva injustamente preso: #TodosxPatishtan. La pregunta resonó en mi cabeza sin que supiera, debo confesarlo (o, quizás, no; pero, igual, ya lo hice), cómo responder. Balbuceé un par de respuestas, par y medio, y sólo atiné a escribir que algo prepararía.
No pude evitar pensar que en vísperas del pasado 19 de abril, el mero día de su cumpleaños, escribí por ahí sobre lo curioso que me parecía el hecho de que un público esencialmente priísta aplaudiera que Jesusa Rodríguez, en la clausura del Segundo Encuentro Inter-escénico El Sótano, les dijera sin ningún pudor que su partido y lo que representa eran la causa principal de la pesadilla que vivimos. Esa tarde, profe, la de la clausura, Liliana Felipe, que además de ser pareja de vida de Jesusa lo es también de lucha arriba y abajo de los escenarios, se puso de pie mero al frente del proscenio (la orillita esa que tienen algunos escenarios, pues) y mostró una su camiseta con su rostro (el de usted, no el de ella) serigrafiado, demandando su libertad: no quería, y nosotras y nosotros tampoco, que usted cumpliera sus 42 años de vida injustamente preso, como de por sí lo está en el Centro Estatal de Reinserción Social de Sentenciados No. 5, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
La mención de que aquél era un público en su mayoría priísta no era gratuita, profe; muchas y muchos sabemos que usted ahora es integrante de La Voz del Amate, colectivo de presas y presos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN; pero, pocas y pocos saben que en aquél ya lejano año 2000 en que fue apresado, juzgado y sentenciado, siempre injustamente, usted también era priísta. Mencionarlo no tiene, en absoluto, la intensión de desacreditar su lucha por la verdad y la justicia (aunque, bueno, ¿pa’ qué se anda juntando con ésa gente, profe?; ¿a quién se le ocurre?); sino todo lo contrario: señalar que militando usted en el partido que militaba no se echó pa’trás cuando tuvo que marchar a la capital del estado y mostrar los documentos que comprobaban la corrupción reinante en la administración municipal de su correligionario Manuel Gómez Ruiz. Es decir, pues, que usted había sido y es, profe, una persona decente; la provocación era pa’ ver si quienes le aplaudieron a Jesusa y Liliana también, aunque fuera un poquito, lo eran.
Hoy, profe, estamos en otro lugar. Eso, unas veces dice mucho y otras no tanto; esta vez, sí dice algo. Tanto, que me atrevería a decir que quienes estamos aquí sentados no somos, salvo una que otra decente excepción como usted, priístas. Estamos en Tapanco, profe, un centro cultural que después de un año con montón de cosas en contra, sigue en pie y caminando (bueno, con decirle que hasta nuestra primera cuenta en Tuiter nos la jaquearon; ora, la buena, se llama: @TapancoCultural). Y, por estar aquí, es que la noche de hoy, la misma en que usted cumple 13 años exactos de injusta reclusión secuestrado por un estado de derecho que lo que demuestra es que no estamos sino en un estado de derecha (de excepción, como dicen los que saben), quienes me escuchan sentadas y sentados en esas butacas que tengo enfrente lo hacen tocadas y tocados por el testimonio íntimo y rebelde, que muchas veces son la misma cosa, de quienes conocieron a Dení Prieto Stock y nos lo cuentan en este documental que se llama, como ella, Flor en otomí.
No crea que proyectar la película de Luisa Riley el mismo día de su vergonzante cumpleaños tras las rejas, profe, es algo que hiciéramos adrede; en ese caso, hubiéramos puesto a negociar (¿está bien aplicado?) su documental que realizaron las y los compas de Koman Ilel. Es, como quien dice, una casualidad: nuestros amigos de Mantra Design y ElCineClub Itinerante se habían puesto de acuerdo con los compas de Contra el Silencio Todas las Voces y nos trajeron el entrañable trabajo de Riley nomás porque sí, porque está bien hecho, porque demuestra que decir este tipo de cosas que aquí se dicen no tienen por qué decirse mal hechas o chambonas. O, quizás, porque el cosmos, o vaya usted a saber qué o quién (usted dirá que Dios), sacó acuerdo consigo mismo, o consigo misma, según sea el caso o cosa, como dijera el Tío (el que trae pasamontañas; del otro Tío, el que acompañaba a Kuy el #1Dmx, aún no sabemos nada) de hacer que la indignación y la memoria se tomaran esta noche de la mano para celebrar que, a pesar de los gobiernos asesinos y represores y del sistema-mundo al que los lacayos que los encabezan responden, las flores y los profes, ora en hñähñu, ora en tsotsil, se siguen naciendo, reproduciendo y echando a andar por la libertad, la democracia y la justicia verdaderas y con dignidad.
Aquí le paro, profe. No sólo porque de seguro la Gaby ya le está mirando feo al Alejo como diciéndole: “qué pedo con este güey que se cree más rockstar que el Sup y hasta le fusila el estilacho literario nomás por no dejar”, sino porque esta carta que le escribo quiere no sólo tener mi palabra torpemente urdida con los pedacitos de palabras que son de todas y todos; algo así como una simple, aunque no por ello menos enredada, barroca o rizomática, provocación-invitación-convocatoria-pretexto, pues, para que quienes aún no han salido huyendo de esta sala (lo que demuestra, o su aguante a prueba de todo, o su complicidad sin cortapisas) tomen estas hojas de papel, se compartan los bolígrafos que les estamos dando y le escriban de su puño y letra, igual que como nos escribe usted, saludos, abrazos, bendiciones y propuestas indecorosas a darse y hacerse ora que salga.
Porque, eso sí, que no le quede ni la menor duda, profe: de que va a salir, va a salir.
A 19 de junio del año 13 de la ignomina que lo tiene lejos (aunque no por mucho más tiempo) de nosotras y nosotros, las nosotras y los nosotros abajofirmantes que aquí, en Tapanco Centro Cultural, nos hemos reunido para ver, pensar y sentir a Dení y, aprovechando, le sentimos, le pensamos y le escribimos a usted.

11 de junio de 2013

Otras masculinidades, sin violencia de género, son posibles.


(Publicada inicialmente en una versión corta por Milenio-Novedades de Yucatán, el 11 de junio de 2013, bajo el título «Paternidad en tiempos de capitalismo»).

Hace unos días, con motivo de las celebraciones del «Día del Padre» y en vísperas del «Día Mundial contra el Trabajo Infantil», escribía que tres integrantes de Teatro Hacia el Margen y un ex alumno de la Licenciatura en Teatro de la Escuela Superior de Artes de Yucatán participamos en la grabación de un video que, si no mal recuerdo, serviría para promover el trabajo de asesoría legal y psicológica que una fundación de carácter nacional llamada Paterna realiza, acompañando a hombres que en medio de sus divorcios ven amenazados los vínculos afectivos que tienen con sus hijas e hijos.

En lo que a mí toca, la experiencia grabando para Paterna, cuyo lema, dicho sea de paso, es «Proveer, Proteger, Procurar», resultó gratificante porque me sirvió para reflexionar en voz alta y ante la cámara sobre mi propia paternidad, sintiendo, inclusive, que me miraba en el espejo distorsionado de esos otros papás para los cuales Paterna fue creada cuando asegura que «la cultura y la sociedad excluyen a la figura del padre [durante el proceso de separación], dejándolo como un ser insensible [y condenándolo] a no tener una presencia efectiva en la vida y educación de sus hijos.»

Espejo distorsionado, sí; porque, creo, decir lo anterior sin el rigor que su complejidad merece puede hacernos caer en reduccionismos que, además de enfrascarnos en una espiral interminable de desencuentros legales, económicos y emocionales de los que nadie, ni nuestr@s hij@s, ni nuestra ex pareja, ni nosotros mismos, saldrá iles@, nos hagan olvidar que la tasa de crecimiento de hogares monoparentales en nuestro país es cuatro y media veces mayor a la del resto de las familias y que, en 7 de cada 10 hogares así, son las mujeres quienes se hacen cargo de la manutención y el cuidado de los hijos, donde, por si fuera poco, sólo el 32.5 por ciento de los padres que no viven con sus hijos da pensión alimenticia y de estos nada más el 15 por ciento participa en su educación.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que si bien entiendo la razón de ser de Paterna, acompañando a aquellos papás que se enfrentan prácticamente en la soledad a un sistema jurídico cuya moral nos cataloga como los grandes villanos de la película per se, perder de vista que dicha carga legal pretende equilibrar un orden de cosas donde son las mujeres y no nosotros, los hombres, quienes generalmente han sufrido más violencia de género (las cifras de mujeres golpeadas, violadas y asesinadas por el simple "delito" de ser mujeres son cada vez más inverosímiles de tan aberrantes) nos hace ver como nuestras enemigas a quienes alguna vez quisieron ser nuestras compañeras de vida, sin alcanzar a distinguir que nuestro verdadero enemigo es un sistema-mundo que nos ha educado en la división y la confrontación de tod@s contra tod@s.

El sistema-mundo del que hablo ha propiciado que, sólo en México, 3.2 millones de niñas y niños sobrevivan explotados laboralmente en medio de la trata de personas, la prostitución, el esclavismo, los trabajos forzados, el crimen organizado y demás etcéteras propios no sólo del abandono de quienes salieron huyendo de sus responsabilidades como padres, sino de la explotación, el despojo, el desprecio y la represión que los arrancó de sus hogares. Dicho de otra manera, además de la irresponsabilidad de los hombres que después de embarazar a una mujer la dejan a ella y al hijo de ambos a su suerte, la miseria ha hecho de muchos hombres que sí desearon ser papás ilegales en el extranjero, carne de cañón para el narcotráfico y, posteriormente, cadáveres sin nombre en fosas clandestinas o luchadores sociales ensanchando las listas de desaparecidos políticos.

En su infinita cauda de contradicciones, el capitalismo, cuya escala de desvalores nos cancela como papás, nos ha dotado de un paternalismo que no nada más resta mayoría de edad al ejercicio de nuestros derechos ciudadanos, derechos conculcados por caciques enquistados en todos los niveles de gobierno y disfrazados de todos los colores partidistas, también nos ha revestido de un machismo donde la violencia de género y la ignorancia de quiénes somos en verdad van de la mano: «Nos incrustaron desde la más tierna infancia –dice el sexólogo Francisco Delfín Lara en entrevista con Alfonso Castañeda para SinEmbargo (19/09/2013)– el chip de la competencia [y] nunca diremos que algo nos falla o nos acongoja, porque eso demuestra debilidad: somos analfabetas emocionales».

Nuestra tarea es, pues, bastante ardua, ya que la exigencia implica trabajar con nosotros mismos volviéndonos protagonistas de un proceso íntimo donde nos convirtamos en sujetos microhistóricos de cambio y renunciemos a seguir siendo cómplices de nosotros mismos ante cada invitación que la costumbre y la inercia nos hagan para echar mano de la violencia. Otro mundo puede ser posible si, de la mano de quienes han caminado desde los feminismos hasta el ecosocialismo, pasando por la crítica al heteropatriarcado falocéntrico que se hace desde la diversidad sexogenérica, aprendemos a hacer que también otras masculinidades y, por ende, otras paternidades sean posibles.