Profe Alberto
Patishtan:
Anoche, como a eso de las 10:30, Alejo, uno de los
tres socios de Tapanco, me escribió diciéndome que Gaby le había hablado
preguntándole si haríamos hoy algo para sumarnos a su convocatoria de usted con
motivo de los 13 años que lleva injustamente preso: #TodosxPatishtan. La
pregunta resonó en mi cabeza sin que supiera, debo confesarlo (o, quizás, no;
pero, igual, ya lo hice), cómo responder. Balbuceé un par de respuestas, par y
medio, y sólo atiné a escribir que algo prepararía.
No pude evitar pensar que en vísperas del pasado
19 de abril, el mero día de su cumpleaños, escribí por ahí sobre lo curioso que
me parecía el hecho de que un público esencialmente priísta aplaudiera que
Jesusa Rodríguez, en la clausura del Segundo
Encuentro Inter-escénico El Sótano, les dijera sin ningún pudor que su
partido y lo que representa eran la causa principal de la pesadilla que vivimos.
Esa tarde, profe, la de la clausura, Liliana
Felipe, que además de ser pareja de vida de Jesusa lo es también de lucha
arriba y abajo de los escenarios, se puso de pie mero al frente del proscenio (la
orillita esa que tienen algunos escenarios, pues) y mostró una su camiseta con
su rostro (el de usted, no el de ella) serigrafiado, demandando su libertad: no
quería, y nosotras y nosotros tampoco, que usted cumpliera sus 42 años de vida
injustamente preso, como de por sí lo está en el Centro Estatal de Reinserción
Social de Sentenciados No. 5, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
La mención de que aquél era un público en su
mayoría priísta no era gratuita, profe;
muchas y muchos sabemos que usted ahora es integrante de La Voz del Amate,
colectivo de presas y presos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN; pero, pocas y
pocos saben que en aquél ya lejano año 2000 en que fue apresado, juzgado y
sentenciado, siempre injustamente, usted también era priísta. Mencionarlo no
tiene, en absoluto, la intensión de desacreditar su lucha por la verdad y la justicia
(aunque, bueno, ¿pa’ qué se anda juntando con ésa gente, profe?; ¿a quién se le ocurre?); sino todo lo contrario: señalar
que militando usted en el partido que militaba no se echó pa’trás cuando tuvo
que marchar a la capital del estado y mostrar los documentos que comprobaban la
corrupción reinante en la administración municipal de su correligionario Manuel
Gómez Ruiz. Es decir, pues, que usted había sido y es, profe, una persona decente; la provocación era pa’ ver si quienes
le aplaudieron a Jesusa y Liliana también, aunque fuera un poquito, lo eran.
Hoy, profe,
estamos en otro lugar. Eso, unas veces dice mucho y otras no tanto; esta vez,
sí dice algo. Tanto, que me atrevería a decir que quienes estamos aquí sentados
no somos, salvo una que otra decente excepción como usted, priístas. Estamos en
Tapanco, profe, un centro cultural
que después de un año con montón de cosas en contra, sigue en pie y caminando (bueno,
con decirle que hasta nuestra primera cuenta en Tuiter nos la jaquearon;
ora, la buena, se llama: @TapancoCultural). Y, por estar aquí, es que la noche
de hoy, la misma en que usted cumple 13 años exactos de injusta reclusión
secuestrado por un estado de derecho que lo que demuestra es que no estamos
sino en un estado de derecha (de excepción, como dicen los que saben), quienes
me escuchan sentadas y sentados en esas butacas que tengo enfrente lo hacen
tocadas y tocados por el testimonio íntimo y rebelde, que muchas veces son la
misma cosa, de quienes conocieron a Dení Prieto Stock y nos lo cuentan en este
documental que se llama, como ella, Flor
en otomí.
No crea que proyectar la película de Luisa Riley
el mismo día de su vergonzante cumpleaños tras las rejas, profe, es algo que hiciéramos adrede; en ese caso, hubiéramos
puesto a negociar (¿está bien
aplicado?) su documental que realizaron las y los compas de Koman Ilel. Es,
como quien dice, una casualidad: nuestros amigos de Mantra Design y ElCineClub
Itinerante se habían puesto de acuerdo con los compas de Contra el Silencio
Todas las Voces y nos trajeron el entrañable trabajo de Riley nomás porque sí,
porque está bien hecho, porque demuestra que decir este tipo de cosas que aquí
se dicen no tienen por qué decirse mal hechas o chambonas. O, quizás, porque el
cosmos, o vaya usted a saber qué o quién (usted dirá que Dios), sacó acuerdo consigo
mismo, o consigo misma, según sea el caso o cosa, como dijera el Tío (el que
trae pasamontañas; del otro Tío, el que acompañaba a Kuy el #1Dmx, aún no
sabemos nada) de hacer que la indignación y la memoria se tomaran esta noche de
la mano para celebrar que, a pesar de los gobiernos asesinos y represores y del
sistema-mundo al que los lacayos que los encabezan responden, las flores y los profes, ora en hñähñu, ora en tsotsil, se
siguen naciendo, reproduciendo y echando a andar por la libertad, la democracia
y la justicia verdaderas y con dignidad.
Aquí le paro, profe.
No sólo porque de seguro la Gaby ya le está mirando feo al Alejo como
diciéndole: “qué pedo con este güey
que se cree más rockstar que el Sup y hasta le fusila el estilacho
literario nomás por no dejar”, sino porque esta carta que le escribo quiere no
sólo tener mi palabra torpemente urdida con los pedacitos de palabras que son
de todas y todos; algo así como una simple, aunque no por ello menos enredada,
barroca o rizomática, provocación-invitación-convocatoria-pretexto, pues, para
que quienes aún no han salido huyendo de esta sala (lo que demuestra, o su
aguante a prueba de todo, o su complicidad sin cortapisas) tomen estas hojas de
papel, se compartan los bolígrafos que les estamos dando y le escriban de su
puño y letra, igual que como nos escribe usted, saludos, abrazos, bendiciones y
propuestas indecorosas a darse y hacerse ora que salga.
Porque, eso sí, que no le quede ni la menor duda, profe: de que va a salir, va a salir.
A 19 de junio del año 13 de la ignomina que lo
tiene lejos (aunque no por mucho más tiempo) de nosotras y nosotros, las
nosotras y los nosotros abajofirmantes que aquí, en Tapanco Centro Cultural,
nos hemos reunido para ver, pensar y sentir a Dení y, aprovechando, le
sentimos, le pensamos y le escribimos a usted.
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